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domingo, 17 de enero de 2021

Los grandes olvidados




Casi todas las personas que sufrimos un daño cerebral, somos los olvidados por el gobierno sea del partido que sea, por la sociedad, por los amigos y poco a poco por la familia de uno mismo. Solo te van quedando los lazos familiares más íntimos. Ahí comienza la verdadera lucha, tu lucha por hablar y por moverte mejor. No podemos desatender nuestra cabeza, con ella hacemos y haremos cosas de las que se sorprendería hasta el más incrédulo. Entre los problemas dados por mi situación y otros obtenidos, por medio de unas personas fuera de mi entorno familiar, en mi larga experiencia en este mundo como es el convivir con esta enfermedad y la nombro así mal dicho, porque realmente no es una enfermedad, es una secuela pero esta puede traer consigo muchas enfermedades como pueden ser trastornos en la cabeza, en cualquier parte del cuerpo y la soledad a la que nos vemos sometidos. La soledad puede desembocar en depresiones, en ira con este mundo cruel o tener que conformarte con pequeñas cosas como pueden ser que te presten atención para no sentirte tan solo. Que te presten atención de forma no presencial o cualquier cosa así, es una gran inyección de adrenalina para tu día a día porque si tú no te mueves, valga la redundancia porque te puedes mover poco pero se pueden hacer largos viajes desde la PC de tu casa. Porque se puede hacer muchas cosas desde tu casa; escribir un libro, dos o tres o los que hagan falta para mantener tu mente activa y soñando, recuerdo una escritora conocida, por casualidades de esta vida que me firmó un libro y me dijo: —nunca dejes de soñar. Desde que me dio ese bonito regalo y me dijo aquellas palabras no he dejado de tener sueños; la escritura es tener sueños, uno detrás de otro. La escritura se ha convertido en un fiel amigo que siempre está ahí, cuando quieres lo coges hablas con él y cuando quieras lo dejas.

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